lunes, 28 de noviembre de 2016

El destructor del mito aborigen

Rosa Rodriguez
Fernando Estévez publicó en 1987 Indigenismo, raza y evolución. El pensamiento antropológico canario (1750-1900). Ahora se ha reeditado y su presentación el miércoles fue el aperitivo de los homenajes que le rinden los organizadores del I Congreso de Museos de Canarias, que se celebra este fin de semana en La Orotava.
Juan Francisco Navarro
 En su tesis doctoral de hace casi 30 años, Fernando Estévez abordaba cómo la imagen de los aborígenes pasó de ser la de «los otros» a ser reivindicada por los propios canarios como propia de sus orígenes y, por tanto, objeto de orgullo. Se planteaba una visión idílica de los aborígenes construida, según sostenía Estévez, en la primera mitad del siglo XIX, convirtiéndolos en bucólicos pastores en estrecha armonía con la tierra y valerosos defensores de su patria frente a la opresión hispana.
La generación de historiadores y antropólogos positivistas de fines del siglo XIX heredó esa «fascinación romántica» por el indígena, por su cultura y sus valores, pero introdujeron, recuerda Navarro, «una nueva estrategia de investigación: la raciología». Después de medir cráneos de aborígenes y buscar parecidos con otras razas, concluyeron que  estaban emparentados con la raza de Cromañón, primer ancestro de los europeos, y con la mediterranoide, con lo que «pasaban la prueba biológica y alcanzaban un rango racial del que sentirse orgullosos».

Fernando Estévez, dice Navarro, «desgrana a la perfección el proceso de creación de esa imagen del aborigen, una historia de buenos y malos», para luego hacer algo en lo que era «un experto»: «Destruir mitos e ideas construidas sobre bases de barro».