viernes, 12 de septiembre de 2014

MANEJOS JUDICIALES DEL PSOE DE LANZAROTE

PAMPARACUATRO NO ACTUÓ SOLO
F. J. Chavanel
1.- Cuando se trata de que uno solo pague por las culpas de muchos
El pasado cinco de agosto el juez César Romero Pamparacuatro, instructor del ‘caso Unión”, pudo ser visto en Lanzarote, concretamente en el Teleclub de la Santa Sport, con el denunciante del caótico asunto, Carlos Espino, entonces secretario insular del PSOE. El encuentro tuvo lugar dos semanas antes de que el Consejo General del Poder Judicial decidiera en mes inhábil, de forma inesperada, y sin estar dentro del orden del día, iniciar una investigación para conocer si hay delitos en el trabajo efectuado por el citado juez. No es la primera vez que ambos se reunían. Conviene no olvidar que el caso se inicia en verano de 2008 en la primera guardia de Pamparacuatro, es decir, acabadito de aterrizar en Lanzarote. A esa primera guardia acude Carlos Espino con la grabadora Gnome, propiedad del capitán de la UCO, Vicente Corral Escuriz, conteniendo en su interior las palabras acusadoras del intermediario Fernando Becerra.

Consta para los que hemos seguido el drama que Pampacuatro ha solicitado en varias ocasiones ayuda al PSOE para salir bien parado del entuerto. Desconocemos, sin embargo, si el juez ya estaba informado de lo que iba a suceder en la reunión del CGPJ y recurrió a Espino para frenar el golpe como tantas veces anteriormente. Es lo más probable pero no puedo asegurarlo. Ni Espino ni el PSOE tienen la menor influencia en el actual órgano de los jueces. Lo tuvieron y mucho en la época en que Carlos Dívar fue presidente, y Zapatero vacacionaba en Lanzarote, y se reunía con Pilar del Río (viuda de Saramago, y pseudo autora intelectual del célebre antireportaje de la Sexta sobre la corrupción en la isla), miembros de la Fundación César Manrique y, por supuesto, con la orquesta desafinada que coordina desde su despacho Manuel Fajardo, entre los que cabe contar al “saxofonista” Espino.

A Dívar lo conocía Rubalcaba y fue él quien lo aupó a la presidencia del CGPJ sabiendo lo que sabía de sus andanzas sexuales pagadas con dinero público. También fue Rubalcaba, en calidad de ministro del Interior, el que autorizó la operación Unión y el que colocó a la UCO al frente de la investigación, con competencias superiores a las que tenían Pamparacuatro y el fiscal Ignacio Stampa. Las primeras vacaciones de Zapatero en Lanzarote se remontan a agosto de 2008, justo un mes después de haberse comenzado lo que fue una persecución en toda regla contra los enemigos del régimen. De modo que Zapatero disponía de información de primera mano sobre la furiosa “limpieza” que el socialismo estaba realizando en la isla.

Tengo en mi poder una copia de los viajes de Carlos Espino a Madrid en los días previos a la grabación de Fernando Becerra. Cabe pensar que se reunió en varias ocasiones con los responsables de la UCO y que fue la Guardia Civil quien marcó las pautas desde el principio. También cabe pensar que Pamparacuatro fue elegido por sus aspiraciones garzonitas, y que Stampa, con su orgullo desmedido y su pretenciosidad, era perfecto para el rol de implacable justiciero en estado de celo. Pero Espino no era realmente nadie de peso para cerrar algo tan delicado con Rubalcaba y posteriormente entenderse con la UCO. Alguien hizo ese trabajo, alguien con influencia, alguien, seguramente, que ya había estado en algún ministerio antes y contaba con el cariño y el afecto de Zapatero. Si al leer estas líneas Juan Fernando López Aguilar cree que me estoy refiriendo a él, acierta plenamente.
http://www.lancelotdigital.com/opinion/pamparacuatro-no-actuo-solo