domingo, 9 de febrero de 2014

FISCALIDAD PARA PRIVILEGIADOS EN CANARIAS

Por Ramón Trujillo (*)
Canarias-semanal.org
La propuesta de Reforma del Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF), contenida en la Comunicación del Gobierno al Parlamento de Canarias de julio de 2012, incluye la renovación de un descuento en el Impuesto de Sociedades, de hasta el 90%, denominado Reserva de Inversiones de Canarias (RIC). El descuento fiscal está condicionado a la inversión del dinero no pagado en concepto de impuestos.

 La RIC, en palabras del actual vicepresidente del Gobierno de Canarias es la “mejor herramienta con que cuenta hoy Canarias para capitalizar las empresas y crear empleo”. En 2010, cuando hizo estas declaraciones, la RIC llevaba ya dieciséis años en vigor y habían pasado siete años desde que los legisladores canarios se habían jactado, en el texto de la Ley de Directrices, de que el Archipiélago “no importa sino que exporta capitales”.

  En 2005, la Organización Profesional de Inspectores Fiscales del Estado en Canarias afirmó que las empresas que han usado la RIC están “sobrecapitalizadas” y que tal beneficio fiscal “puede considerarse agotado porque las empresas, en muchas ocasiones, no saben ya que hacer con los fondos de la RIC, por lo que buscan salidas contrarias a lo que realmente establece la norma”. La capacidad de exportar capitales no parece ser contradictoria con la necesidad de capitalizar a nuestras empresas.

  La nueva RIC que plantea el Parlamento de Canarias “mantendrá su dinámica de funcionamiento actual”, con algunos cambios. Y esto es sorprendente porque nunca se ha hecho una evaluación imparcial y detallada de los efectos positivos y negativos del enorme gasto fiscal que ha conllevado la RIC, ni una estimación sobre cómo habrían afectado a la economía canaria los recursos canalizados a través de la RIC en caso de haber sido recaudados e invertidos en Canarias por las administraciones públicas.

 (...) No se entiende que no se haya hecho una evaluación crítica de la RIC, cuando sus propios defensores han señalado múltiples y graves defectos. El exconsejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio, habló de malos usos de la RIC, en octubre de 2005, “como la inversión en coches de lujo” y también, con anterioridad, criticó que había contribuido a encarecer el suelo industrial. En enero de 2007, apuntó a su vertiente de fomento de la especulación: “hay 100.000 casas vacías porque les valía la Reserva de Inversiones. Invertían y dejaban las casas cerradas porque se revalorizaban”.  

 También el líder del PP canario, José Manuel Soria, llegó a explicar que, “si quienes no pagan impuestos se dedican a comprar muchas viviendas para utilizar ese dinero, resulta que al final, quienes no tenemos RIC y vivimos de un salario vamos a ser perjudicados por la tendencia al alza de los precios de las viviendas”. Juan Romero Pi, expresidente de la Zona Especial Canaria señaló directamente a “la inversión de la RIC en el sector inmobiliario” como uno de los factores que han contribuido a la crisis en el Archipiélago.

 Desde la patronal de hostelería, en 2004, Fernando Fraile criticaba que “se han construido más camas [turísticas] de las debidas por efecto de la RIC […], que ha permitido la construcción de miles de camas turísticas sin atender a criterios de demanda del mercado ni de rentabilidad económica, lo que nos ha arrastrado a una bajada de precios sin precedentes y rentabilidades muy ajustadas”. Hubo más quejas en el mismo sentido y otras que apuntaban a la RIC como uno de los factores explicativos de las fuertes desigualdades que hay en Canarias.

 (...) Hoy la reforma del REF, que incluye la RIC, plantea que el suelo vuelva a ser objeto de deducción fiscal (con obvios efectos especulativos) y que sirva para financiar la inversión en el extranjero, invertir en deuda pública (se le presta a la Administración el dinero que no se cobró en impuestos) y se plantea dar cabida a la reducción de cotizaciones sociales, como indicó recientemente el consejero de Economía, olvidando que las cotizaciones no son impuestos, sino salario indirecto. (..)