lunes, 6 de enero de 2014

Una fosa común y olvidada

Consta en el acta del juicio: “Podíamos estar pocos minutos al lado del pozo séptico y con una gran protección en la cara. Y cuando subíamos comprobábamos como los cinturones se habían corroído y desabrochado del gas tan fuerte que había allí”. Es parte de la declaración de uno de los bomberos que acudió al auxilio de los 11 trabajadores que murieron el 4 de enero de 1979, hace 35 años, en la empresa de envasados de pescado Ojeda, en Guanarteme, Las Palmas de Gran Canaria. Entonces fue una conmoción. Hoy, apenas se acuerda nadie. En el lugar hay una escultura con varias manos unidas en forma de llama de la solidaridad. Fue una petición expresa de las familias de las víctimas: “Murieron ayudándose unos a otros”.