martes, 19 de mayo de 2009

Dormir bajo un techo llamado cielo




MIGUEL ÁNGEL AUTERO SANTA CRUZ DE TENERIFE
Sin techo bajo el que cobijarse, sin nada que llevarse a la boca más que aquello que cogen de los contenedores de basuras o la comida que se ofrece en los comedores sociales. Así vivían en Santa Cruz de Tenerife unas 300 peronas hasta el año pasado. Se encuentran en las condiciones de pobreza más extrema y en los últimos meses, la crisis ha hecho que unas 200 personas más se hayan sumado a aquellos que lo han perdido todo. Pero, además, "un cinco por ciento de los habitantes de Santa Cruz viven en pobreza severa". Éstos son los datos que maneja Cáritas Diocesana en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. "Quienes trabajan a pie de calle, lo saben. Nuestros voluntarios y trabajadores sociales lo ven a diario y casi todas las semanas nos llegan personas que nos dicen haberse quedado en la calle tras un desahucio por no poder hacer frente al alquiler de su vivienda", señala Leonardo Ruiz del Castillo, presidente provincial de esta organización.Son quinientas personas que deambulan de día y de noche, que no tienen un hogar y pasan la noche a cielo descubierto. En Tenerife sólo hay dos centros que ofrecen un techo bajo el que resguardarse y ambos se encuentran en Santa Cruz: el albergue municipal, que sólo puede atender a unas cien personas, y el centro Café y Calor que gestiona Cáritas, éste último con tan sólo 25 camas. "Con esta ínfima cantidad de plazas, son muchísimas las personas que duermen en parques como el de La Granja, bancos de la rambla, en cajeros automáticos o bajo los puentes de la capital y algún que otro solar no edificado. Hay personas que aún no lo han perdido todo, les queda el coche al que han trasladado sus enseres más básicos y en el que se quedan a dormir".
Sólo cuatro comedores
La Isla sólo cuenta con cuatro comedores sociales, y también están todos ubicados en Santa Cruz de Tenrife. Hace tres años cerró, por falta de subvenciones, el único comedor que atendía a la población del sur de la Isla. Sin embargo, el número de personas que demandan llevarse a la boca un plato de comida caliente no para de aumentar. Ruiz del Castillo señala que "más de 180 personas acuden todos los días a los dos comedores de la capital" y asegura que ahora "se hace muy necesario abrir algún albergue y comedor social en la zona sur de la Isla, pues aunque parezca que no, hemos detectado que muchas personas también se han quedado sin un techo o sin dinero para comer todos los días pues la crisis ha golpeado muy especialmente en esta zona donde la mayoría de las familias dependían del turismo, tanto en el sector servicios como en el de la construcción".
Una mala gestión social
El presidente de Cáritas Diocesana en la provincia tinerfeña ha sido muy crítico respecto a la declaración de emergencia social en la capital tinerfeña que decretó la pasada semana el alcalde, Miguel Zerolo. Para Leonardo Ruiz del Castillo, los servicios municiapales "están excesivamente burocratizados y las personas que solicitan ayuda urgente tienen que esperar una media de nueve meses para que el Ayuntamiento les conteste; o situaciones que conozco de personas que no tienen ni para comer y les dicen que tienen que esperar seis meses. Esto no puede ser". Ruiz del Castillo afirma que "los que demandan una ayuda urgente no pueden verse afectados con un expediente que tarda en resolverse meses y meses porque la burocracia así lo exige; no puede ocurrir que vecinos acudan al Ayuntamiento a pedir una ayuda económica para pagar el alquiler de la vivienda y tenga que esperar más de medio año antes de recibir un cheque. Lo más probable es que esa persona ya haya sido desahuciado de la casa; me parece que estas actuaciones administrativas son ilógicas". El presidente provincial de esta organización no gubernamental señala que "las situaciones de demanda de ayuda urgente deben resolverse forma inmediata y mientras que se vayan resolviendo los expedientes por parte de los funcionarios pues, en la inmensa mayoría de los casos, los trabajadores de las UTS conocen perfectamente la situación de la mayoría de las personas que se ven abocadas al recurso de la ayuda asistencial. Creo que las administraciones deben dejar que los profesionales que están trabajando a pie de calle, en cada barrio, determinen si las necesidades acuciantes de quienes demandan ayuda son urgentes o no porque los que trabajan en los despachos, los encargados de resolver los expedientes, no están día a día a pie de calle en cada barrio".